Vivo rodeada de gente que cree conocerme, que le encanta hablar pero no saben escuchar. Odio esa clase de personas que te dicen, venga va cuéntame qué te pasa, y empiezas a desahogarte para que de repente te corten y empiecen a contarte su vida, interrumpiéndote y además dejando bien claro que les importa una mierda por lo que estabas decaída. De verdad, ¿tanto os cuesta quedaros callados un rato e intentar compenetraros con otros?.
Es algo que realmente me saca de quicio. Somos egoístas y prepotentes, primero nosotros y después el resto, y eso no funciona así.
Por suerte siempre queda alguna persona, que al menos lo intenta. Que trata de ayudarte, te escucha y además con interés, aunque no te conozca en persona, aunque no le afecte, pero te tiende la mano y te ofrece un momento de calma, para que te relajes, te desahogues y sientas que al fin y al cabo no estás sólo completamente.
Hoy quiero agradecer de corazón a esas personas que saben escuchar el tiempo que dedican a los demás. Más que nada porque últimamente parece que están en extinción.
M.