domingo, 30 de enero de 2011

~94.

Y mientras, ella trata de hacer como si no fuese nada, como si al sentir su respiración sobre la nuca no la dieran escalofríos, como si los besos en la curva de la espalda no la hicieran sonreír, intenta que él no se de cuenta de la cara de idiota que pone cuando la abraza por detrás, o cuando la acaricia deslizando su mano desde la cadera hasta la cintura y viceversa.
Se esfuerza por disimular ese brillo en la mirada cada vez que huele a él, y aquella vez que una lágrima cargada de sonrisas quiso escapar de sus ojos para ser la primera derramada por felicidad.
Y sobre todo, no quiere que se de cuenta de que la encanta acurrucarse sobre su pecho y sentir su calor. Sentir, que necesita que la proteja, que la cuide.

Porque no quiere que sepa que es totalmente dependiente de él, de sus labios, de las constelaciones que forman sus lunares, de sus pestañas y de cada poro de su cuerpo.



 Parce que Je t'aime.




Little M.

miércoles, 26 de enero de 2011

~93.

-¿Puedes hacerme un favor? Ahora que estamos así, tumbados bajo la misma sábana. Abrázame. Pero abrázame fuerte, como si no quisieras dejarme escapar, como si quisieras pasarme toda la vida que hay en ti. Y quédate así un buen rato, hasta que suspire porque me de cuenta de que en realidad todo esto es jodidamente efímero, y me enfade conmigo misma por no saber aprovechar el momento, el instante en el que lo único que te importa es mi sonrisa, y esos ojos achinados que se me ponen como quien no quiere la cosa. Para que, después, me acaricies el pelo, me llames tonta y beses las lágrimas que sin querer se escaparon de mis ojos para descender por las mejillas. Y me recuerdes, que lo que importa es que ahora, estás aquí, a 1cm de mis labios y que la noche nunca fue tan larga.


Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre.

Little M.

sábado, 22 de enero de 2011

~92.

Pequeñas cosas que me hacen sonreír.


-El sonido de meter la cuchara en el mousse de yogurt.
-El olor a hierba recién cortada y a tierra húmeda.
-Las sonrisas torcidas.
-Que me digan "te quiero" mirándome a los ojos.
-Los días de Luna llena.
-Los paletos separados.
-Rodar colina abajo por el JCI.
-Mancharme la nariz con el helado.
-Despeinarla.
-Ver fotos viejas y ver como hemos cambiado.
-Sus ruiditos.
-Saber que cada día que pasa es un día menos para que ella vuelva.
-Las tormentas de verano.
-Correr bajo la lluvia.
-El olor a chimenea.
-El mar por la noche.
-Recordar las bombas calóricas que hacíamos cuando eramos pequeñas.
-Que me abracen sin pedirlo.
-Buscar cangrejos en el río.
-Caerme, pero con ellas.
-Su sonrisa.
-Fantasear con el futuro.
-El olor a mandarina.
-Viajar.
-Las mejillas coloradas.
-Los buenos libros.
-Las castañas asadas.
-Los "¡eres una vacaburra!"
-Sus pelos locos.
-Conseguir lo que me propongo.
-Tropezarme y acabar tirada en la acera con Laura.
-Abrir la bolsa de lacasitos y que salgan todos volando.




Y seguir pasando momentos increíbles para luego poder recordarlos con una buena sonrisa dibujada en la cara.



Little M.

jueves, 20 de enero de 2011

~91. Un hombre admirable.






"Cuadrilla de golfos apandadores, unos y otros. Refraneros casticistas analfabetos de la derecha. Demagogos iletrados de la izquierda. Presidente de este Gobierno. Ex presidente del otro. Jefe de la patética oposición. Secretarios generales de partidos nacionales o de partidos autonómicos. Ministros y ex ministros –aquí matizaré ministros y ministras– de Educación y Cultura. Consejeros varios. Etcétera. No quiero que acabe el mes sin mentaros –el tuteo es deliberado– a la madre. Y me refiero a la madre de todos cuantos habéis tenido en vuestras manos infames la enseñanza pública en los últimos veinte o treinta años. De cuantos hacéis posible que este autocomplaciente país de mierda sea un país de más mierda todavía. De vosotros, torpes irresponsables, que extirpasteis de las aulas el latín, el griego, la Historia, la Literatura, la Geografía, el análisis inteligente, la capacidad de leer y por tanto de comprender el mundo, ciencias incluidas. De quienes, por incompetencia y desvergüenza, sois culpables de que España figure entre los países más incultos de Europa, nuestros jóvenes carezcan de comprensión lectora, los colegios privados se distancien cada vez más de los públicos en calidad de enseñanza, y los alumnos estén por debajo de la media en todas las materias evaluadas.

Pero lo peor no es eso. Lo que me hace hervir la sangre es vuestra arrogante impunidad, vuestra ausencia de autocrítica y vuestra cateta contumacia. Aquí, como de costumbre, nadie asume la culpa de nada. Hace menos de un mes, al publicarse los desoladores datos del informe Pisa 2006, a los meapilas del Pepé les faltó tiempo para echar la culpa de todo a la Logse de Maravall y Solana –que, es cierto, deberían ser ahorcados tras un juicio de Nuremberg cultural–, pasando por alto que durante dos legislaturas, o sea, ocho años de posterior gobierno, el amigo Ansar y sus secuaces se estuvieron tocando literalmente la flor en materia de Educación, destrozando la enseñanza pública en beneficio de la privada y permitiendo, a cambio de pasteleo electoral, que cada cacique de pueblo hiciera su negocio en diecisiete sistemas educativos distintos, ajenos unos a otros, con efectos devastadores en el País Vasco y Cataluña. Y en cuanto al Pesoe que ahora nos conduce a la Arcadia feliz, ahí están las reacciones oficiales, con una consejera de Educación de la Junta de Andalucía, por ejemplo, que tras veinte años de gobierno ininterrumpido en su feudo, donde la cultura roza el subdesarrollo, tiene la desfachatez de cargarle el muerto al «retraso histórico». O una ministra de Educación, la señora Cabrera, capaz de afirmar impávida que los datos están fuera de contexto, que los alumnos españoles funcionan de maravilla, que «el sistema educativo español no sólo lo hace bien, sino que lo hace muy bien» y que éste no ha fracasado porque «es capaz de responder a los retos que tiene la sociedad», entre ellos el de que «los jóvenes tienen su propio lenguaje: el chat y el sms». Con dos cojones.

Pero lo mejor ha sido lo tuyo, presidente –recuérdame que te lo comente la próxima vez que vayas a hacerte una foto a la Real Academia Española–. Deslumbrante, lo juro, eso de que «lo que más determina la educación de cada generación es la educación de sus padres», aunque tampoco estuvo mal lo de «hemos tenido muchas generaciones en España con un bajo rendimiento educativo, fruto del país que tenemos». Dicho de otro modo, lumbrera: que después de dos mil años de Hispania grecorromana, de Quintiliano a Miguel Delibes pasando por Cervantes, Quevedo, Galdós, Clarín o Machado, la gente buena, la culta, la preparada, la que por fin va a sacar a España del hoyo, vendrá en los próximos años, al fin, gracias a futuros padres felizmente formados por tus ministros y ministras, tus Loes, tus educaciones para la ciudadanía, tu género y génera, tus pedagogos cantamañanas, tu falta de autoridad en las aulas, tu igualitarismo escolar en la mediocridad y falta de incentivo al esfuerzo, tus universitarios apáticos y tus alumnos de cuatro suspensos y tira p’alante. Pues la culpa de que ahora la cosa ande chunga, la causa de tanto disparate, descoordinación, confusión y agrafía, no la tenéis los políticos culturalmente planos. Niet. La tiene el bajo rendimiento educativo de Ortega y Gasset, Unamuno, Cajal, Menéndez Pidal, Manuel Seco, Julián Marías o Gregorio Salvador, o el de la gente que estudió bajo el franquismo: Juan Marsé, Muñoz Molina, Carmen Iglesias, José Manuel Sánchez Ron, Ignacio Bosque, Margarita Salas, Luis Mateo Díez, Álvaro Pombo, Francisco Rico y algunos otros analfabetos, padres o no, entre los que generacionalmente me incluyo.

Qué miedo me dais algunos, rediós. En serio. Cuánto más peligro tiene un imbécil que un malvado."


~Arturo Pérez-Reverte.

lunes, 17 de enero de 2011

~90.

A veces, lo único que necesito es tu calor. Otras, que te alejes unos días de mi.
Perdona si algún día te hice creer que me conocías de verdad., porque fue el mayor error que pude cometer.
Y la verdad es que me asusta el hecho de que puedas llegar a saber como hacerme llorar o reír, como enfadarme o por el contrario, hacer que te adore.








Little M.

sábado, 15 de enero de 2011

~89.

Deseaba poder descansar sobre sus labios cuando el día se tornase gris, pasear sobre sus largas pestañas y admirar el brillo de sus ojos. Acariciar su cuello lentamente, y marcar el camino hasta su oreja con dulces besos.
Y detenerse ahí unos minutos, lo suficiente para susurrarle que no hay mejor sitio para estar que en su regazo, que le dan escalofríos cuando la abraza fuerte, y sobre todo, que le quiere, que siempre le quiso.
Que le quiso cuando se enfadó de manera tonta con él, le quiso cuando la miró con deseo, le quiso cuando la dijo te quiero, le quiso cuando la animó, cuando la limpió las lágrimas, cuando la hizo cosquillas, cuando la persiguió por Madrid para pisarla los pies, cuando se rió de su torpeza, cuando se preocupó. 
Le quiso aún más cada vez que no la dejó sola, cada momento que la recordó lo bonita que era.
Y que quería seguir riendo junto a él, siendo incapaz de enfadarse, por mucho mucho tiempo.









Nunca había echado tanto de menos una simple sonrisa. 




Little M.

domingo, 9 de enero de 2011

~88.

Me puse a reflexionar, y miré a mi alrededor. ¿Y sabes qué? No vi a los niños de 10 años jugando al rescate en la calle o con los tazos, no vi a las niñas de 11 años jugando con muñecas o saltando a la comba, no vi a los de 16 leyendo, y no vi a ninguno de ellos ayudando a una chica que se había caído, tampoco les vi viendo las noticias o interesándose por lo que pasa más allá de su ombligo, no les vi en manifestaciones, ni tratando con un mínimo respeto a sus profesores.
Vi a niños de 10 años jugando con su iPhone, a niñas de 11 años fumando y bebiendo, a los de 16 rompiendo y quemando libros, vi como se reían de un indigente, vi como no sabían que pasó en Haití, alguno ni siquiera sabía que existía, vi como se sentían más mayores por haber probado la "coca", como se sentían orgullosos de escribir "vesos", "caveza" y "havlar", vi como un niño de 12 años llamaba a su profesor "gilipollas incompetente" en su propia cara.

Con esto no pretendo generalizar puesto que se que hay más de uno que no se identifica con nada de lo que he escrito, pero definitivamente, creo que lo que vi y cada día está más claro, es que la gente se vuelve inútil demasiado rápido.









Little M.

martes, 4 de enero de 2011

~87.

Llévame donde nuestra mentira sea la única verdad, donde siempre haga frío y te veas obligado a abrazarme, donde tus labios se corten y tenga que humedecerlos con un beso. Desata mi locura donde nadie haya pisado antes, donde la hierba crece más verde y los árboles tocan el cielo.
Dibuja cada curva de mi cuerpo con la miel de tus dedos, siente/me. Juega con mi pelo y acaricia mis mejillas.
Llévame a conocer cada uno de tus lunares, a acariciar con mis labios la punta de tu nariz.
Lléname de inocencia y calor, de caricias y lujuria, despierta mis ganas de vivir.




Little M.