lunes, 21 de marzo de 2011

~106.

Ahí estaba ella, una noche más.
Sentada al final de las escaleras de siempre, con el cigarro de siempre en la mano derecha. Con esa forma de sostenerlo tan peculiar, tan suya.
Le da una calada, cierra los ojos, absorbe, y parece que nota como ese humo se cuela dentro de sus pulmones, como la llena. Acto seguido, lo expulsa, suspira y mira al cielo. Sonríe.
Baja la mirada y se detiene a observar como se va consumiendo poco a poco el cigarro, como todo acaba reducido a ceniza.
Entonces se recoge el pelo detrás de las orejas y gira la cabeza, se da cuenta de que la estoy mirando, sonríe y me saca la lengua.
Siento la necesidad de ir corriendo hacia ella, y preguntarla en que piensa cada noche allí sentada, conocerla y poder abrazarla. Pero, en cambio, me levanto del suelo y me dispongo a irme, es tarde. 
Quizás mañana sea esa noche.




Little M.

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