El tic tac del reloj se acelera y el tiempo pasa más deprisa.
Y en ese instante, justo en ese momento en el que te das cuenta que las horas pasan como segundos, es cuando más ganas tienes de abrazarte a él, solo eso. Un abrazo. Pero un abrazo que pare el tiempo, y quedarte así todo lo que haga falta, sintiendo que por una cosa tan simple como un abrazo, un beso, una caricia...con cosas tan simples como esas, eres irremediablemente feliz. Y da igual que llueva, nieve, haga tormenta, o calor. Da igual. Porque lo único que te importa es que es él, no es ni ese, ni aquel, ÉL.
No sabes por cuanto tiempo será el protagonista de tus mejores sueños y de las peores pesadillas. Tampoco sabes si estará pensando lo mismo que tú, o si estará fantaseando. Ni cuanto durará esa cara de tonta que se te pone al quedarte mirándole.
Sólo sabes que le quieres y que te has vuelto totalmente dependiente de él.
Little M.
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