domingo, 14 de noviembre de 2010

~73.

Hace años mi mayor preocupación era si echarían ese día Viki el Vikingo en la tele, ahora, todo me preocupa, todo me agobia, todo me asfixia y me colapsa. Todo menos tú.
Todo menos tu forma de tratarme, de darme calor cuando me encuentro mal y de no dejar de repetirme lo mucho que me quieres. Y sí lo sé, sé que me quieres, y me encanta oírte decirlo.


Ahora, tiendo a pensar en dejarlo todo en cuanto veo que algo me sobrepasa, y tú, eres el que me recuerda que soy lo suficientemente fuerte para afrontar lo que se me ponga por delante.
Ahora se supone que no debo pensar en jugar con las muñecas, mirar y remirar la revista de juguetes de Navidad, comer caramelos hasta que me duela la tripa o pintarme la cara como si fuera una flor. Ahora debo ser responsable, debo ser consecuente con mis actos, debo decidir, debo saber lo que quiero, debo ser madura.


Pero a veces, me gusta sacar a esa niña que la sociedad te obliga a esconder cuando empiezas a tener una mínima edad. Me encanta comprar bolsas de sugus, separarlos por sabores y dejarme los que más me gustan para el final. Hacerme una bola en la cama, abrazarme a la almohada, cerrar los ojos fuerte, y que suene la alarma, que ya me levantaré...
Y a veces, eres tú el que me recuerda lo niña que soy aún, que necesito que me cuiden, que me quieran y que me protejan. 






No sé si será el frío o el costipado, pero últimamente tus abrazos son el mejor remedio que conozco para todos mis agobios.





Mine.



Little M.

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